Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
Alemania garantiza la libertad de religión en su Constitución (Ley Fundamental, revisada en 2014) como un derecho fundamental. Se establece que nadie será perjudicado ni favorecido a causa de su fe u opinión religiosa (artículo 3), y se protege la libertad de fe, conciencia y práctica religiosa de todos los individuos, defendiendo, asimismo, el derecho a la objeción de conciencia por motivos religiosos (artículo 4)[1].
El artículo 140 incorpora disposiciones de la Constitución de Weimar, que regulan la relación entre el Estado y las organizaciones religiosas[2]. Allí se declara que no existe una Iglesia estatal y se estipula que los grupos religiosos pueden gestionarse libremente[3]. Las comunidades religiosas pueden solicitar organizarse como corporaciones de derecho público para acogerse a exenciones fiscales. Esta condición también les otorga la posibilidad de impartir educación religiosa en la escuela pública y nombrar capellanes para prisiones y hospitales[4]. Todos los estados alemanes ofrecen clases de religión y ética a los alumnos que optan por no recibir formación religiosa en la escuela pública. Los grupos religiosos pueden fundar colegios privados, siempre que cumplan los requisitos del programa de estudios estatal[5].
Según la Ley Fundamental, la decisión de conceder el estatus de corporación de derecho público se toma a nivel estatal y se basa en factores como el tamaño de la comunidad, sus actividades y el respeto al orden constitucional y los derechos fundamentales. Hay unos 180 grupos religiosos que gozan de la condición de corporación de derecho público, entre ellos la Iglesia católica romana, la Iglesia protestante de Alemania, los bahaíes, los baptistas, los cristianos fieles de la Cienciología, los testigos de Jehová, los judíos, los menonitas, los metodistas, la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, el Ejército de salvación y los adventistas del séptimo día. Los grupos musulmanes ahmadíes tienen estatus de corporación de derecho público en dos estados; también una escuela sufí y una federación aleví han sido reconocidas como dichas corporaciones[6].
El Código Penal alemán prohíbe la incitación al odio contra grupos religiosos y la difusión de material que lo fomente (artículo 130). Es ilegal perturbar el ejercicio de la religión o el culto (artículo 167)[7].
Según una sentencia de 2017 del Tribunal Constitucional Federal, la prohibición general del velo para las profesoras de la escuela pública vulnera la libertad religiosa, pero son los estados federados los que deciden si las circunstancias justifican una prohibición[8]. Los estados federados han aplicado esta sentencia de manera diferente, ya que algunos toman decisiones caso por caso y otros establecen prohibiciones o excepciones en determinadas circunstancias.
En 2021 se aprobó una ley federal que permitía prohibir los símbolos religiosos o ideológicos a los empleados públicos en casos excepcionales, especialmente allí donde el Estado ejerce la autoridad en el sentido jerárquico tradicional, por ejemplo, en el caso de la policía y los jueces[9]. Las prohibiciones se permiten si son necesarias para garantizar el funcionamiento de la administración pública. La ley especifica que, si estos símbolos son de carácter religioso, solo se pueden restringir si son «objetivamente los causantes de la pérdida de confianza en el desempeño neutral de las funciones oficiales de los funcionarios públicos»[10]. Berlín cuenta con una Ley de Neutralidad, en vigor desde 2005, que prohíbe a los funcionarios públicos llevar símbolos o prendas religiosas[11].
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) estableció en 2021 que los empleadores podían prohibir el uso de símbolos religiosos visibles, entre ellos los pañuelos, en determinadas condiciones. La prohibición tenía que formar parte de una política destinada a garantizar la neutralidad en el lugar de trabajo y aplicarse de manera coherente a todos los empleados[12].
Desde diciembre de 2023, todos los edificios públicos de Baviera están obligados a exhibir la cruz cristiana, ley que algunos críticos consideraron una cuestión política que provoca división[13].
Tras el atentado terrorista perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023, el Gobierno alemán tomó medidas para hacer frente a una alarmante tendencia antisemita. En julio de 2024, las autoridades cerraron el Centro Islámico de Hamburgo y la Mezquita Azul vinculada a él por promover ideologías extremistas y antisemitismo. La policía llevó a cabo redadas en la mezquita y en otras 53 propiedades en todo el país, siendo esta una de las medidas contra el extremismo islamista más significativas de los últimos años[14].
En noviembre de 2024, el Gobierno alemán aprobó una resolución multipartidista titulada «Nunca más es ahora: proteger, preservar y fortalecer la vida judía en Alemania». La resolución tiene por objeto combatir el antisemitismo cortando la financiación pública a las organizaciones que lo difunden, que cuestionan el derecho de Israel a existir o que apoyan el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones. También pide medidas educativas más estrictas y respalda la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto[15]. La resolución manifiesta la firme postura de Alemania contra el antisemitismo en un contexto en el que los incidentes están aumentando, pero ha suscitado inquietud por las repercusiones que pueda tener sobre las libertades fundamentales. De hecho, aunque ha sido bien acogida por algunas organizaciones judías, sus detractores —entre los que se encuentran grupos de la sociedad civil, juristas expertos y destacados políticos e intelectuales judíos— argumentan que con ella podría confundirse la crítica legítima a las políticas israelíes con el antisemitismo, coartando así la libertad de expresión y el discurso académico[16].
Desde 2021, en Alemania se han producido disputas legales sobre la prohibición de rezar en silencio cerca de las clínicas abortistas. En junio de 2023, el Tribunal Administrativo Federal de Leipzig dictó que la prohibición general de las vigilias pacíficas de oración frente a las clínicas abortistas violaba los derechos constitucionales a la libertad de reunión y de expresión. Esta decisión reafirmó el derecho de grupos como «40 días por la vida» a celebrar vigilias de oración silenciosa cerca de dichos centros[17].
Sin embargo, en enero de 2024, Lisa Paus, ministra federal de Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud, presentó un proyecto de ley para establecer «zonas de censura» en todo el país alrededor de las clínicas abortistas. El proyecto de ley tenía por objeto tipificar como delito la expresión pacífica de mensajes que pudieran interpretarse subjetivamente como «perturbadores» o «confusos», como la oración silenciosa y el ofrecimiento de ayuda, dentro de estas zonas, imponiendo multas de hasta 5000 euros. Los críticos argumentan que esta proposición contradice la sentencia judicial de 2023 y vulnera las libertades fundamentales[18]. En julio de 2024 el Gobierno alemán promulgó la ley, haciendo efectivas dichas zonas de censura. Los defensores de los derechos humanos consideran que esta ley vulnera los principios democráticos y los derechos individuales, argumentando que restringe de manera inconstitucional la libertad de expresión, de reunión y de religión de un grupo determinado de personas sin justificación suficiente[19].
Incidentes y acontecimientos
El Informe de 2023 de la Oficina para la Protección de la Constitución de Alemania documentó 1250 «delitos cometidos por motivos políticos con ideología religiosa» en ese año, lo que supone un fuerte aumento en comparación con 2022 (418). La mayor parte de estos delitos tenían un trasfondo «islamista» (878). La Oficina identificó 492 delitos antisemitas, entre ellos 22 agresiones violentas y 167 delitos de incitación al odio y a la violencia. El informe menciona que el aumento de los delitos antisemitas está relacionado con el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023[20].
El Informe de 2023 sobre delitos cometidos en Alemania por motivos políticos registró 5164 delitos antisemitas, lo que supone un incremento del 95 % respecto a 2022 (2641)[21]. Los delitos de odio contra los cristianos aumentaron de 135 a 277, mientras que los delitos de odio contra los musulmanes se dispararon un 140 %, pasando de 610 a 1464. Además, 74 delitos de odio tuvieron como objetivo otras religiones[22].
En el 58,75 % de los delitos antisemitas estaba implicada la extrema derecha; de ellos, 148 delitos fueron violentos (frente a los 88 de 2022) y se verificaron 91 casos de lesiones físicas (frente a 61). Más de la mitad se produjeron tras el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023[23]. El odio contra los musulmanes también experimentó un fuerte aumento, atribuyéndose un 82,72 % de los incidentes a extremistas de derechas. Los delitos violentos casi se duplicaron hasta alcanzar los 93, siendo 87 de ellos casos de lesiones físicas[24].
El informe sobre delitos cometidos en Alemania por motivos políticos también registró 4369 delitos de motivación política relacionados con el conflicto entre Israel y Palestina, lo que supone un fuerte aumento con respecto a los 61 registrados en 2022. De estos, el 63,86 % estaban relacionados con ideologías extranjeras y el 19,89 % con ideologías religiosas. Los delitos violentos representaron el 5,1 % (223 casos, frente a los 14 de 2022), principalmente delitos de resistencia a la autoridad (96) y lesiones físicas (89). Además, 1927 de estos delitos tuvieron una motivación antisemita, y 1847 se produjeron tras el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023. En total, el 97 % de todos los delitos relacionados con el conflicto tuvieron lugar después de esa fecha[25].
La Asociación Federal de Departamentos de Investigación e Información sobre Antisemitismo (RIAS) documentó 4782 casos de antisemitismo (un aumento de más del 80 % con respecto al año anterior). Cabe destacar que más de la mitad de estos incidentes se produjeron después del ataque del 7 de octubre de 2023. Entre los casos denunciados, se cuentan siete incidentes de violencia extrema, 121 agresiones, 329 incidentes con daños materiales y casi 200 amenazas[26]. La RIAS destacó que este aumento ha hecho que cada vez sea más difícil para los judíos de Alemania llevar una vida sin preocupaciones[27].
Entre los ejemplos de actos antisemitas violentos durante este período se cuenta el incendio provocado en una sinagoga del barrio berlinés de Mitte el 18 de octubre de 2023, cuando se lanzaron dos cócteles molotov contra el edificio[28]. El canciller alemán, Olaf Scholz, condenó el ataque y declaró que «el antisemitismo no tiene cabida en Alemania»[29]. En febrero de 2024, un estudiante judío de Berlín fue agredido por un compañero de clase durante una discusión sobre el conflicto entre Israel y Hamás, lo que provocó que la víctima sufriera fracturas en el rostro[30]. Estos incidentes ponen de relieve la escalada de violencia antisemita que se ha producido en Alemania a raíz de los acontecimientos en Oriente Medio.
El Informe sobre delitos motivados por el odio de 2023 de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) muestra que los grupos de la sociedad civil denunciaron 1077 incidentes antisemitas, entre ellos 183 agresiones violentas a personas, 391 amenazas y 503 actos de vandalismo contra la propiedad. De los 104 incidentes anticristianos, seis fueron agresiones violentas a personas, 29 fueron amenazas y 69 ataques contra la propiedad. Se produjeron 95 incidentes antimusulmanes, 35 de los cuales fueron agresiones a personas, 31 amenazas y 29 ataques contra la propiedad[31].
En cuanto a los sentimientos antimusulmanes, la red de ONG CLAIM Network informó de 1926 incidentes antimusulmanes en 2023, más del doble respecto a la cifra del año anterior, que fue de 898 (un aumento del 114 %). La Red señaló que el aumento de los casos estaba relacionado con el ataque de Hamás en octubre de 2023[32]. Sirvan de ejemplo los siguientes: unos desconocidos intentaron incendiar una mezquita en Bochum, y la marcaron con una esvástica; un extremista de derechas disparó contra la puerta de la casa de una familia musulmana; en Berlín empujaron a una mujer a las vías del tren después de preguntarle si pertenecía a Hamás[33]. La organización comentó que los ataques contra personas consistieron principalmente en insultos y se dirigieron sobre todo a mujeres, pero también se registraron cuatro intentos de asesinato[34].
En respuesta a estos acontecimientos, el Instituto Alemán de Derechos Humanos publicó un informe en 2024 en el que expresaba su preocupación por el incremento del racismo contra los musulmanes en un contexto de tensiones crecientes en Oriente Medio. El informe instaba a los políticos y a los medios de comunicación a evitar generalizaciones perjudiciales que pudieran dar lugar a la discriminación[35]. Además, Human Rights Watch (HRW) criticó a Alemania por «no proteger suficientemente del racismo a los musulmanes, y a las personas percibidas como tales, en un contexto de aumento del número de incidentes de odio y discriminación»[36].
En noviembre de 2024, la comisionada federal alemana contra el Racismo, Reem Alabali-Radovan, se sumó a una declaración conjunta de representantes de los Estados miembros de la Unión Euopea en la que manifestaban su preocupación por el aumento de los incidentes antimusulmanes[37]. Para Human Rights Watch, se trata de un paso positivo encaminado a mejorar la protección de los musulmanes en Alemania[38].
La organización Brandeilig, grupo de defensa de los musulmanes, denunció 79 ataques contra mezquitas en 2023 y 15 en 2024. Entre estos casos se incluyen cartas y correos electrónicos con mensajes de odio enviados a mezquitas en enero de 2024[39] y ataques incendiarios en Hannover[40] y Dresde[41], ambos en mayo de 2023.
En cuanto a los delitos motivados por el odio contra los cristianos, el Observatorio de la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa (OIDAC Europa) denunció 180 casos durante el período que se estudia en este informe, entre los que hay incendios provocados, actos de vandalismo contra la propiedad, pintadas con mensajes de odio, robo de objetos religiosos sagrados y agresiones físicas[42].
El 10 de febrero de 2023, la histórica iglesia de la Exaltación de la Cruz de Wissen sufrió daños graves a causa de un incendio. Un hombre de 39 años profanó símbolos religiosos y prendió fuego al altar mayor, que quedó destruido[43]. En agosto de 2023 se produjo otro incendio provocado en Großröhrsdorf, donde una iglesia protestante quedó reducida a cenizas. La policía judicial determinó que el incendio había sido intencionado, y fue detenido un sospechoso que posteriormente fue condenado[44].
En abril de 2023, un estudio realizado por el Instituto de Investigación Criminológica de la Baja Sajonia reveló que los niños cristianos de algunas escuelas con mayoría musulmana se sentían obligados a convertirse al islam para evitar el acoso[45].
Un informe publicado en mayo de 2023 puso de relieve una tendencia al alza del vandalismo contra iglesias en Baviera. Según la Oficina Estatal de Investigación Criminológica de Baviera, los casos de daños contra la propiedad en iglesias, capillas y monasterios aumentaron de 219 en 2019 a 294 en 2022. Aunque los robos en iglesias han disminuido, las autoridades manifestaron su preocupación por la creciente gravedad de los actos de vandalismo[46].
Debido a esta preocupante tendencia, muchas iglesias de Alemania han optado por permanecer cerradas fuera del horario de culto para protegerse. Por ejemplo, la iglesia de Santa María en Ahlen decidió mantener sus puertas cerradas cuando no se estén celebrando servicios religiosos debido a los repetidos actos de vandalismo. Un aviso en la puerta dice: «Cerrado por vandalismo»[47]. De manera similar, la iglesia de San Pedro en Waltrop ha sufrido repetidos actos de vandalismo: ha sido dañado el órgano, y han orinado y dejado excrementos dentro de la iglesia. Ahora el templo permanece cerrado fuera del horario de culto, y en la Navidad de 2024 trasladaron el belén a otro lugar[48]. Estos cierres, aunque tienen por objeto proteger estos espacios sagrados, limitan sin pretenderlo el acceso de los fieles que desean rezar o meditar fuera del horario habitual de los servicios religiosos, lo que repercute en la práctica religiosa de muchos alemanes.
En diciembre de 2023, en las paredes de la iglesia de Santa María de Colonia aparecieron pintadas con mensajes de odio, como «666» y «Allahu Akbar»[49]. También en Colonia, durante el mismo período, la policía descubrió un complot para perpetrar un atentado con bomba en la catedral católica de San Pedro. Los medios de comunicación locales informaron de que «el atentado se iba a llevar a cabo con un coche cargado de explosivos». Entre el 26 y el 31 de diciembre de 2023 se detuvo a cinco hombres, todos ellos presuntamente vinculados al extremismo islámico[50].
En febrero de 2024, Jalil Mashali, cristiano converso que trabajaba como taxista en Essen, fue condenado a una multa de 88,50 euros por exhibir una pequeña pegatina en la luneta trasera de su vehículo en la que se leía: «Jesús: Yo soy el camino, la Verdad y la Vida». Las autoridades municipales consideraron que se trataba de «publicidad religiosa», prohibida en el transporte público[51]. Mashali argumentó que la pegatina era una expresión personal de su fe. Le retiraron la multa después de que cambiara de trabajo[52].
En agosto de 2024, un varón sirio atacó a varias personas con un cuchillo en un festival municipal de Solingen. El grupo Estado Islámico reivindicó la autoría del incidente y anunció que estaba «dirigido contra los cristianos». El ataque dejó tres muertos y ocho heridos[53].
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución y los servicios de inteligencia internos de Alemania están vigilando a varios grupos musulmanes sospechosos de promover objetivos extremistas[54]. Varios países y organizaciones internacionales consideran algunos de ellos grupos terroristas, por ejemplo, el Estado Islámico, Hamás y Hezbolá[55]. En 2023, la Oficina estimó que 2380 personas residentes en Alemania pertenecían a grupos islamistas extremistas[56].
Otro incidente significativo del período estudiado en este informe ocurrió el 20 de diciembre de 2024, cuando el conductor de un SUV embistió deliberadamente a una multitud en el mercado navideño de Magdeburgo y causó la muerte de seis personas, entre ellas un niño de nueve años, y heridas a, al menos, 299 personas. El sospechoso, Taleb Al Abdulmohsen, ciudadano saudí de 50 años que vivía en Alemania desde 2006 y al que se le había concedido el asilo en 2016, fue detenido en el lugar de los hechos. A diferencia de lo habitual en este tipo de atentados, Al Abdulmohsen era conocido por sus opiniones antiislámicas y su apoyo a ideologías de extrema derecha[57].
Futuro de la libertad religiosa
Aunque Alemania defiende la libertad religiosa como derecho constitucional y ofrece amplias garantías jurídicas a las comunidades religiosas, los últimos acontecimientos ponen de relieve las crecientes amenazas a las que se enfrenta. Durante el período estudiado en este informe, se ha producido un incremento de los incidentes antisemitas, antimusulmanes y anticristianos, reflejo del aumento de las tensiones y las divisiones sociales. La respuesta del Gobierno alemán ha consistido en medidas más enérgicas contra el antisemitismo y el extremismo, lo que demuestra su compromiso con la protección de la libertad religiosa.
No obstante, las restricciones legales —como la prohibición de los símbolos religiosos para los empleados públicos y las limitaciones a la expresión religiosa en los espacios públicos— suscitan la preocupación de que puedan ocasionar vulneraciones de las libertades individuales. La introducción de zonas de seguridad alrededor de las clínicas abortistas, que penaliza actividades religiosas como la oración silenciosa, ha desatado un debate sobre el equilibrio entre la protección del orden público y la defensa de las libertades fundamentales. El cierre de iglesias debido al vandalismo y los ataques también limita el acceso a los espacios religiosos, lo que afecta a la práctica de la fe de muchos alemanes. Mientras Alemania se enfrenta a estas complejas cuestiones, el equilibrio entre la seguridad, la cohesión social y las libertades religiosas sigue siendo un reto para los responsables políticos y la sociedad en general.
Fuentes