Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La Constitución argelina de 2020[1] declara que Argelia es «tierra del islam» y que el islam es un componente fundamental de la identidad del país (preámbulo). El islam es la religión del Estado (artículo 2) y se prohíbe cualquier revisión constitucional que menoscabe su estatus (artículo 223.4). El artículo 11 prohíbe a las instituciones comportarse de forma incompatible con el islam. El presidente tiene que ser musulmán (artículo 87) y, al tomar posesión de su cargo, tiene que jurar «por Dios Todopoderoso respetar y glorificar la religión islámica» (artículo 90). Los partidos políticos no pueden fundarse sobre bases religiosas ni utilizar la propaganda para socavar los valores y componentes básicos de la identidad nacional, entre ellos el islam (artículo 57.2).
La Constitución garantiza la libre práctica de la religión y declara que «el Estado garantiza la protección de los lugares de culto frente a cualquier influencia política o ideológica» (artículo 51). Sin embargo, la Ordenanza 06-03, de 28 de febrero de 2006[2], establece que las religiones no musulmanas deben practicarse «en el marco del respeto a las disposiciones de la Constitución, la presente Ordenanza, las leyes y reglamentos vigentes, el orden público, la moral y los derechos y libertades fundamentales de terceros» (artículo 2). Dado el carácter restrictivo de esta ordenanza, la garantía constitucional tiene poco peso para los no musulmanes.
El islam suní, que sigue la escuela malikí, es el que profesa más del 99 % de la población[3]. Se considera que los ahmadíes (menos de 200)[4] son herejes y están manipulados por potencias extranjeras. Los cristianos constituyen una pequeña minoría (las estimaciones oscilan entre 20 000 y 200 000 miembros)[5] y viven principalmente en la Cabilia, región del noreste de Argelia.
Según las autoridades argelinas, casi todos los cristianos son extranjeros y muchos proceden del África subsahariana. Católicos y protestantes son las comunidades cristianas más numerosas, aunque existen además algunas comunidades evangélicas, especialmente en la Cabilia[6]. La mayor parte de los cristianos son conversos. En Argelia quedan muy pocos judíos. Se calcula que antes de la independencia de Francia en 1962[7] en el país vivían unos 800 000 cristianos y 130 000 judíos, pero el Código de Nacionalidad de 1963[8] dificultó mucho la adquisición de la nacionalidad argelina a los no musulmanes. Los miembros de la comunidad francesa tuvieron que optar entre renunciar a su nacionalidad francesa o vivir como extranjeros en virtud del acuerdo de paz de Evian de 1962, que puso fin a la guerra de independencia de Argelia. Cuando se aprobó la ley, la mayor parte de los no musulmanes ya se habían marchado a Francia o a otros países[9].
Todos los grupos religiosos se tienen que registrar en el Ministerio del Interior antes de realizar cualquier actividad y solo pueden reunirse en lugares autorizados por el Estado. La Ordenanza 06-03 de 2006 establece que los lugares de culto no musulmán deben recibir una autorización de la Comisión Nacional para el Culto No Musulmán (artículo 5)[10], autorización que no suele concederse, por lo que muchas iglesias se ven obligadas a funcionar de forma no oficial, lo que las hace vulnerables a la presión y al cierre. El culto colectivo y los actos religiosos tienen que anunciarse con antelación y solo se permiten en edificios registrados a tal efecto, que deben estar abiertos al público y ser identificables desde el exterior (artículos 7 y 8).
El incumplimiento de cualquier norma relativa a los lugares de culto y a las prácticas restringidas en virtud de la Ordenanza 06-03 de 2006 se castiga con multas y penas de uno a tres años de prisión (artículo 13). A los extranjeros que infrinjan cualquier disposición de esta ordenanza, se les puede expulsar del país de forma permanente o por un período no inferior a diez años (artículo 14).
Difamar a cualquier persona «que pertenezca a un grupo étnico, filosófico o religioso determinado» para «incitar al odio entre nacionales o residentes» se castiga con penas de entre un mes y un año de prisión y/o multas (artículo 298)[11]. En caso de injurias, el castigo consiste en penas de prisión de entre cinco días y seis meses y/o una multa (artículo 298 bis). Los delitos relacionados con la religión están tipificados en el artículo 144 bis.2, del Código Penal, que establece que toda persona que «ofenda al Profeta (la paz sea con él) y a los mensajeros de Dios o menosprecie el dogma o los preceptos del islam, ya sea por escrito, mediante obras de arte, de palabra o por cualquier otro medio», podrá ser condenada a una pena de entre tres y cinco años de prisión y/o una multa.
La Ordenanza 06-03 tipifica como delito el proselitismo entre musulmanes por parte de no musulmanes y establece que todo individuo que «incite, coaccione o utilice medios de seducción con la intención de convertir a un musulmán a otra religión; o utilice con este fin centros de enseñanza, educación, salud, de carácter social y/o cultural, institutos de formación o cualquier otro establecimiento, o cualquier otro medio económico» será condenado a penas de entre tres y cinco años de prisión y multas (artículo 11.1)[12]. Las mismas penas se aplicarán a quien «elabore, almacene o distribuya documentos impresos o material audiovisual, o se sirva de cualquier otro medio o soporte, con el objetivo de quebrantar la fe de un musulmán» (artículo 11.2)”[13].
Según el Código de Familia, un varón musulmán puede casarse con una mujer no musulmana si esta pertenece a una religión monoteísta. Una mujer musulmana no puede casarse con un varón no musulmán a menos que este se convierta al islam[14].
Incidentes y acontecimientos
Durante el período que se estudia en este informe, la libertad religiosa en Argelia se ha resentido. En diciembre de 2023, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, incluyó al país en la Lista de Vigilancia Especial del Departamento de Estado de Estados Unidos por cometer o tolerar violaciones graves de la libertad religiosa[15].
La represión por parte de las autoridades argelinas comenzó con la solicitud de cierre de Cáritas Argelia. En septiembre de 2022, la archidiócesis de Argel anunció el «cierre total y definitivo» de las actividades y las instalaciones de la organización benéfica en el país a partir del 1 de octubre de 2022. Vatican News informó de que el Gobierno argelino había decidido cerrar Cáritas Argelia sin dar ninguna justificación oficial a las autoridades católicas locales. Fuentes en Argelia declararon a la Agencia Fides que probablemente se habían dirigido contra Cáritas porque la consideraban una organización no gubernamental extranjera[16].
En enero de 2023, en Laarba Nath Irathen, provincia de Tizi Uzu, los líderes de la Iglesia Metodista Unida cerraron un lugar de culto debido, supuestamente, a la presión de las autoridades[17].
En marzo de 2023, la Alianza Evangélica Mundial y el Consejo Mundial de Iglesias pidieron al Gobierno que permitiera la reapertura de las iglesias protestantes obligadas a cerrar y que prestara un mayor apoyo a las minorías religiosas para que pudieran registrarse y convertirse en asociaciones reconocidas[18]. Según la Alianza, desde 2018 se han clausurado al menos 43 lugares de culto debido a la «campaña sistemática de las autoridades para cerrar las iglesias protestantes»[19].
En noviembre de 2023, un tribunal administrativo superior ordenó desprecintar siete iglesias evangélicas de Tizi Uzu y Bujía; sin embargo, siguieron sin poderse utilizar, ya que aún no habían recibido la autorización de la Comisión Nacional para el Culto No Musulmán. También siguen vigentes las restricciones para las minorías musulmanas no suníes[20].
En marzo de 2024, en la 52 sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la Alianza Evangélica Mundial y el Consejo Mundial de Iglesias instaron al Gobierno de Argelia a que retirara todos los procesos judiciales iniciados injustamente contra cristianos[21].
En julio de 2023, Hamid Sudad, cristiano converso y líder de la Iglesia evangélica de Argelia, fue liberado de prisión tras cinco años de calvario. En enero de 2021, fue condenado a cinco años de prisión en un juicio rápido en el que le declararon culpable de insultos contra el islam y contra el profeta Mahoma por una caricatura que había compartido en las redes sociales en 2018[22].
El caso de Sudad no ha sido el único relacionado con acusaciones de blasfemia. En febrero de 2023, el Tribunal Supremo anuló una condena anterior contra Said Yabeljir por «ofender los preceptos del islam». Yabeljir es un conocido especialista en sufismo, fundador del Cercle des Lumières pour la Pensée Libre, asociación que defiende un islam progresista[23].
En julio de 2023, un tribunal de apelación de Argel confirmó la condena a tres años de cárcel y una multa de 100 000 dinares al activista amazig (beréber) y cristiano converso Slimane Buhafs[24]. En 2020, le concedieron el estatuto de refugiado en Túnez, desde donde le secuestraron y repatriaron para juzgarle por delitos de terrorismo a raíz de su supuesta afiliación en septiembre de 2021 a una organización independentista de la Cabilia. Desde que le secuestraron, permanece recluido en la prisión de Kolea, cerca de Argel[25].
Durante el período estudiado en este informe, las restricciones a la libertad religiosa también incluyeron acusaciones de culto ilegal.
En noviembre de 2023, un tribunal de Tizi Uzu condenó a cinco miembros de la Iglesia Tizi Genif a tres años de prisión y les impuso una multa de 200 000 dinares (1500 dólares estadounidenses) por celebrar culto no autorizado y producir material religioso para su distribución[26].
El 2 de julio de 2023, aunque las autoridades no pudieron aportar pruebas de ningún delito, el pastor Yusef Urahamani fue condenado a dos años de prisión y a una multa de 100 000 dinares por su participación y liderazgo en la Iglesia Emmanuel[27]. Nacido en el seno de una familia musulmana, Urahamani se convirtió al cristianismo cuando era estudiante. En noviembre de 2023, redujeron su condena de dos años a uno. En marzo de 2024, apeló la condena por «culto ilegal», pero dos meses después un tribunal confirmó la condena de un año y añadió seis meses más de prisión condicional[28].
Se sigue persiguiendo a la comunidad ahmadí. En noviembre de 2023, miembros de la religión ahmadí «de la paz y la luz» (rama del islam chií duodecimano) se reunieron con el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Clément Nyaletsossi Voule, durante su visita oficial a Argelia. Los miembros del grupo le informaron de que eran víctimas de una campaña de represión por parte de las autoridades argelinas y de que sus vidas y su seguridad se veían amenazadas tras haber sido declarados oficialmente apóstatas y, por lo tanto, fuera del islam[29].
En mayo de 2024, el ministro de Asuntos Religiosos y Waqf, Yusef Belmehdi, subrayó que los argelinos debían protegerse de las ideologías radicales que distorsionan la religión y siembran la división (fitna)[30].
En noviembre de 2024, fue detenido el escritor franco-argelino Boualem Sansal en el aeropuerto de Argel. A Sansal se le conoce por ser un crítico acérrimo del islamismo y del régimen autoritario[31].
Como aspecto positivo, en febrero de 2023, el arzobispo de Argel, Jean-Paul Vesco, fraile dominico nacido en Francia, recibió la nacionalidad argelina mediante un decreto del presidente Abdelmayid Tebún. «Es una señal importante para nuestra Iglesia, que se considera a sí misma como ciudadana de pleno derecho —afirmaba el arzobispo—. Significa que se la reconoce y se la acoge, que forma parte de la sociedad»[32]. En octubre de 2024, el papa Francisco elevó al arzobispo Vesco al rango de cardenal.
En octubre de 2023, el papa Francisco nombró al padre Davide Carraro, antiguo vicario general de Argel, obispo de Orán, en el este de Argelia[33].
Futuro de la libertad religiosa
Argelia no garantiza la libertad religiosa plena. Los no musulmanes se enfrentan a fuertes restricciones que se han agravado durante el período estudiado en el presente informe. En particular, los musulmanes que se convierten al cristianismo se enfrentan a penas de prisión y multas, como ilustra el caso del pastor Yusef Urahaman. Además, la situación de los musulmanes ahmadíes y de los críticos liberales del islam ha empeorado. Aunque se acogen con satisfacción avances positivos, como la nacionalización del arzobispo católico de Argel, el cierre de Cáritas Argelia en 2022 ha tenido graves consecuencias para la labor pastoral de la Iglesia. Las dudas sobre la legitimidad del régimen del presidente Abdelmayid Tebún, puestas de manifiesto en que solo el 23 % de los electores participó en los últimos comicios[34], y la detención de Bualem Sansal sugieren que las restricciones gubernamentales podrían endurecerse. Las perspectivas para la libertad religiosa han empeorado durante el período estudiado en este informe.
Fuentes