Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
La Constitución de la República Democrática de Timor Oriental sigue el modelo de la portuguesa. Garantiza la libertad de conciencia, religión y culto, y consagra el principio de separación entre la Iglesia y el Estado. En su preámbulo, afirma la determinación del Estado «por luchar contra toda forma de tiranía, opresión, dominio y segregación social, cultural o religiosa; por defender la independencia nacional, respetar y garantizar los derechos humanos y los derechos fundamentales de los ciudadanos»[1].
En ella se proclama que «el Estado reconocerá y respetará las diferentes confesiones religiosas, las cuales tendrán libertad para organizarse y ejercer sus actividades propias, actividades que se efectuarán con el debido respeto a la Constitución y la ley» (artículo 12.1). El Estado además «fomentará la cooperación con las distintas confesiones que contribuyan al bienestar del pueblo de Timor Oriental» (artículo 12.2). La Carta prohíbe la discriminación por motivos religiosos (artículo 16.2).
El Código Penal del país refleja estas disposiciones constitucionales. Por ejemplo, tipifica como delito «la persecución (interpretada como la privación del ejercicio de los derechos fundamentales contraria a las leyes internacionales) contra un grupo o una entidad colectiva motivada por la política, la raza, la nacionalidad, la etnia, la cultura o la religión, el sexo o cualquier otra razón universalmente reconocida como inaceptable conforme a las leyes internacionales» (artículo 124.h)[2].
Después de Filipinas, Timor Oriental es el segundo país de mayoría católica de Asia. El Estado no tiene religión oficial, pero la Iglesia católica goza de autonomía en decisiones importantes, como la creación y gestión de escuelas, y goza de exenciones fiscales. La Iglesia católica gestiona algunos colegios privados, pero la mayoría de las instituciones educativas son públicas. La enseñanza religiosa es optativa, salvo en los colegios católicos[3].
En Timor Oriental, el marco jurídico vigente solo reconoce los registros católicos de nacimientos, matrimonios y defunciones, lo que crea barreras sistémicas para los grupos religiosos minoritarios, como los musulmanes y los protestantes[4]. En respuesta a esta desigualdad, en mayo de 2024 el Gobierno inició un proceso de reforma con la presentación de un proyecto de ley para actualizar el Código de Registro Civil. El viceministro de Fortalecimiento Institucional, Paulo dos Remédios, convocó consultas con representantes de las comunidades católica, musulmana, protestante, hindú y budista para garantizar una mayor inclusión. La legislación propuesta tiene por objeto reconocer oficialmente las tradiciones no católicas en el sistema de registro[5]. Durante estos debates, el representante musulmán Inácio Abdulah Soares manifestó su preocupación por la exclusión de los matrimonios polígamos y pidió que se adoptaran medidas legales más amplias para garantizar la igualdad de trato a todas las confesiones religiosas[6].
También se mantiene la desigualdad en la financiación, ya que las diócesis católicas reciben apoyo directo del Gobierno, mientras que otras organizaciones religiosas deben pasar por un proceso de solicitud independiente que a menudo da lugar a retrasos o denegaciones[7].
En septiembre de 2021, una organización multirreligiosa de reciente creación, la Asosiasaun Turizmu Relijiouzu Timor-Leste (ATR-TL), o Asociación de Turismo Religioso, firmó un acuerdo de subvención por valor de 110 000 dólares estadounidenses con la Oficina de Apoyo a la Sociedad Civil del Gobierno para llevar a cabo una encuesta a nivel nacional sobre los activos turísticos religiosos, encuesta que tenía el fin de orientar y promover la formación de jóvenes en la hostelería. La Oficina también concedió una subvención de 250 000 dólares estadounidenses a la comunidad musulmana para apoyar sus actividades. Dos iglesias protestantes también recibieron una financiación total de 237 000 dólares estadounidenses[8].
Incidentes y acontecimientos
El 22 de enero de 2024, el papa Francisco se reunió con Ramos-Horta, presidente de Timor Oriental, para hablar sobre el crecimiento de la población católica en el país y las formas de fortalecer aún más los lazos entre la Santa Sede y Timor Oriental. Tras la audiencia papal, se celebraron conversaciones con la Secretaría de Estado que no se limitaron a cuestiones religiosas, sino que también abarcaron «la situación económica y social del país y los problemas causados en la región por el cambio climático»[9].
En septiembre de 2024, Francisco visitó Timor Oriental. El 10 de septiembre, el Pontífice celebró una misa en la explanada de Taci Tolu, en Dili, a la que asistieron unas 600 000 personas, casi la mitad de los 1,3 millones de habitantes del país[10]. En su homilía, el papa Francisco instó a los católicos a proteger sus recursos naturales y advirtió contra la colonización ideológica que busca cambiar la cultura del país[11].
Sin embargo, la visita del Papa no estuvo exenta de polémica. En previsión de las grandes multitudes que asistirían a la misa en la capital, Dili, el Gobierno de Timor Oriental demolió muchas viviendas para dejar espacio para la concentración. El Gobierno afirmó que había ofrecido una indemnización a los propietarios por la demolición. Los residentes denunciaron que les habían avisado con muy poca antelación de que iban a demoler sus propiedades, a pesar de llevar mucho tiempo ocupándolas. Además, aunque se prometió una indemnización, muchos aún no han recibido nada. Observadores de derechos humanos manifestaron su preocupación por las posibles violaciones del derecho a la vivienda y la repercusión desproporcionada sobre las comunidades vulnerables y de bajos ingresos[12].
En abril de 2024, tras la visita de un líder musulmán indonesio a Timor Oriental, se informó de que representantes de la pequeña comunidad musulmana del país habían hecho un llamamiento a las organizaciones islámicas indonesias para que no «abandonaran Timor Oriental», sino que lo trataran como al «hermano menor del hermano mayor, Indonesia»[13]. Pidieron el envío de imanes y profesores para apoyar la educación y las infraestructuras musulmanas, subrayando el limitado apoyo institucional con que cuentan a nivel local y la dependencia que tiene la comunidad de la ayuda externa para mantener su vida religiosa[14].
Futuro de la libertad religiosa
Aunque surgieron algunas controversias durante el período estudiado en este informe, la libertad religiosa en Timor Oriental sigue siendo ampliamente respetada. No se prevén cambios significativos en un futuro próximo que alteren esta perspectiva general positiva.
Fuentes